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Los Franciscanos en el Perú (1)
La llegada de los religiosos franciscanos al Perú comenzó en 1531. En los primeros tiempos en estas tierras tuvieron sencillas moradas. Desde 1548 a 1570 se inicia la fundación de conventos como lugares para descansar y orar después de las tareas evangelizadoras, y es también por estas fechas que los franciscanos aceptan Parroquias o las llamadas «Doctrinas de los Indios». Eran lugares en donde se les reunían en poblados, que más tarde fueron pueblos famosos, verdaderos focos evangelizadores y culturales de aquellos tiempos. Se enseñaba a los indios la doctrina cristiana, a leer y escribir, a cultivar la tierra, y a la vez, se les defendía de los encomenderos que los explotaban. En 1553, se fundó la provincia Franciscana de los XI Apóstoles del Perú, y a partir de ella se organiza mejor las estructuras de la Orden Franciscana en estas tierras americanas. La provincia de los XII Apóstoles fue Madre de las demás Provincias de América del Sur. De ella salieron a partir del Capítulo General celebrado en Valladolid (España), en 1565, la Provincia de San Antonio de Quito, la provincia de Santa Fe en Colombia, la Provincia de San Antonio de los Charcas (Alto Perú), el actual Sur Peruano y Bolivia, cuya cabeza fue el Convento Grande de San Francisco de Cuzco, Provincia de la Santísima Trinidad de Chile y la de la Asunción de la Santísima Virgen en el Río de la Plata (Buenos Aires, Argentina). La organización Franciscana de América dependía de la Corona de España y del general de los Franciscanos. Se nombra un Comisario General de Indias que residía en Madrid, dos Comisarios Generales, uno en Lima para los reinos del Perú y otro en México. Los Franciscanos ya desarrollados organizaron una gigantesca obra evangelizadora y cultural en estas tierras americanas. Fundaron pueblos, abrieron caminos. Fundaron colegios en casi todos los lugares que evangelizaban irradiando cultura y en sus aulas se forjaron muchos de los precursores de la independencia de estas tierras americanas. La Provincia de los XII Apóstoles a raíz de la independencia sufre una fuerte crisis, como todos los demás institutos religiosos de estos lugares. Los Decretos de los gobiernos liberales de la época, fueron adversos a la Vida Religiosa y las instituciones religiosas y entre ellas la Provincia de los XII Apóstoles, y en la actualidad vuelve a ser centro de evangelización y cultura. Tiene 16 casas, 6 colegios, 9 parroquias y se inserta en la nueva evangelización que apunta al tercer milenio.
Los Franciscanos en el Perú (2)
La orden religiosa de los franciscanos llegó al Perú poco después de la muerte de Atahualpa, aunque fue en Quito (1533) donde se construyó el primer convento. El primer franciscano que pisó tierra peruanas fue fray Marcos de Niza, y poco después llegaron los padres Jodocko Ricke (nombrado Custodio para el Perú), Pedro Gosseal y Pedro Rodeñas. Estos frailes dedicaron grandes esfuerzos en la evangelización de los indígenas; Ricke, además de enseñar la doctrina cristiana, enseñó a los indios técnicas de agricultura (arar con bueyes, hacer yugos, arados y carretas), la manera de contar con cifras, la gramática española, a leer y escribir, el arte de tocar instrumentos musicales de viento y cuerda, y otros oficios. En Lima se construyó el segundo convento de la orden. Poco antes, hacia 1548, los franciscanos también se habían implantado en Trujillo y Cuzco. En 1542 llegó al Perú una expedición de franciscanos, conformada por doce frailes, lo cual dio origen al nombre de la provincia peruana: de los Doce Apóstoles. Los miembros de la orden franciscana se dedicaron más que nada a las misiones populares, conviviendo prácticamente con los indios y buscando transmitirles con su ejemplo la enseñanza cristiana. Esto originó también una serie de iniciativas orientadas a inculturar la fe cristiana entre los pueblos aborígenes. Entre estos intentos cabe destacar la obra de fray Luis Jerónimo de Oré, autor del Símbolo católico indiano (1588), que incluye además una gramática en quechua y aymara, una descripción geográfica del Perú e informaciones sobre las antiguas costumbres prehispánicas. Oré es también autor de un ritual de oraciones en lenguas nativas.
Los Franciscanos en el Mundo
La Orden Religiosa Franciscana fue fundada, probablemente en 1208, por San Francisco de Asís y aprobada por el Papa Inocencio III en 1209. Después de haber dedicado su vida a predicar, a servir y a vivir en pobreza, Francisco organizó en torno suyo a un grupo de 12 discípulos. Los condujo desde Asís hasta Roma, buscando la bendición del Papa, quien expresó sus dudas con respecto a si era posible, en efecto, llevar el rigor de vida que el grupo se proponía adoptar. Sin embargo, Inocencio III les dio su bendición, con la condición de que se hicieran clérigos y que eligieran a un superior. Francisco fue elegido como tal y el grupo retornó a Asís, donde obtuvieron un permiso de la abadía de los benedictinos para poder utilizar la capilla de Santa María de los Ángeles, en el monte Subasio, alrededor de la cual construyeron cabañas con ramas de árboles. Más tarde, con la intención de imitar el modelo de vida de Jesucristo, iniciaron una vida de predicaciones itinerantes y de pobreza voluntaria. Esta hermandad no contaba entonces con una organización formal ni con un noviciado, pero con un número de discípulos cada vez mayor y la rapidez de su crecimiento, se hizo evidente que el solo ejemplo de Francisco no representaría un argumento de bastante peso como para aplicar una disciplina entre los frailes. En 1223, el papa Honorio III emitió una Bula en la que constituía a los Frailes Menores como una orden formal, instituyendo, además, un año de noviciado para entrar en ella. El convento y la basílica de la orden en Asís se construyeron después de que Francisco falleciera en 1226. Su magnificencia causó disgusto entre diversos sectores católicos, por considerarlos incongruentes con los ideales de pobreza de Francisco. Después de muchas discusiones, el papa Gregorio IX decretó que el dinero podía ser distribuido por un miembro de la orden que hubiera sido elegido como administrador y que la construcción de los conventos no iba en contra de las intenciones del fundador. Con el transcurrir de los años la orden fue creciendo, siendo los dominicos la única entidad que los igualaba en poder. Sin embargo, los franciscanos se fraccionaron, y en 1517 el papa León X los dividió en dos grupos: los conventuales, a quienes, tal como en otras órdenes monásticas, les estaba permitido poseer bienes que pertenecieran a la comunidad, y los observantes, quienes buscaban seguir los preceptos de Francisco lo más literalmente posible; desde entonces los observantes han sido la rama de mayor importancia dentro de la orden. A comienzos del siglo XVI se formó una tercera comunidad que luego se independizó, los capuchinos. A finales del siglo XIX, el papa León XIII agrupó a las tres ramas de franciscanos, que pasaron a constituir la Primera Orden Menor de Frailes, nombrando a las monjas, conocidas como clarisas pobres, como la Segunda Orden, y en tercer lugar, tanto a los hombres como a las mujeres que vivían en una sociedad laica que no se sometía al juramento del celibato, los agrupó en la Tercera Orden. Además de su predicación y de su constante actividad de ayuda social, los franciscanos son reconocidos por su devoción por los estudios. En Inglaterra, por ejemplo, con antelación a la Reforma, los franciscanos acaparaban muchos cargos universitarios, contando con destacados profesores como Juan Duns Escoto, Guillermo de Ockham y Roger Bacon. De la orden surgieron, asimismo, cuatro papas (Sixto IV, Julio II, Sixto V y Clemente XIV) y un antipapa (Alejandro V). Durante su primer viaje al Nuevo Mundo, Cristóbal Colón iba acompañado por un grupo de franciscanos. Los primeros conventos americanos fueron fundados (en Santo Domingo y en Concepción de la Vega, en la actual República Dominicana), en 1502, por franciscanos. La rápida conversión al cristianismo de los indígenas americanos, así como el consiguiente entusiasmo de las misiones españolas, llevó a que la orden se expandiera hacia los virreinatos de Nueva Granada (1519), Nueva España (1524) y Perú (1532), y hacia América Central desde 1536. A comienzos del siglo XVI, Fernando el Católico, Rey de Castilla, consideró necesario emitir un decreto en el que se estipulara que entre los nuevos conventos debía existir una distancia mínima de cinco leguas de distancia. Mientras los franciscanos españoles iban expandiéndose de un modo gradual por Sudamérica, hasta alcanzar el océano Pacífico, los frailes franceses, que habían llegado a Canadá en 1615 guiados por el explorador francés Samuel de Champlain, organizaron sus misiones por todo el ámbito septentrional del continente. La administración general de los franciscanos es elegida en un capítulo general y reside en la casa generalicia ubicada en Roma. Sus subordinados, las curias provinciales, gobiernan sobre todos los hermanos de una provincia, y los guardianes (llamados en otras órdenes abades), a la cabeza de una sola comunidad o convento. Estos cargos son elegidos por un periodo de dos años.
11 diciembre, 2015 - 4:37 am